Mauro Libi: Tres razones que pueden hacer fracasar al emprendedor primerizo

Lo hemos dicho hasta el cansancio: emprender no es tarea fácil sino ardua pero sumamente beneficiosa y satisfactoria por lo que vale la pena el esfuerzo.

Cada vez más jóvenes se suman a la aventura de emprender y, tal vez, por su inexperiencia en el asunto en no pocas ocasiones fracasan en su primer intento de construir su propio negocio.

Las ideas creativas e innovadoras no son garantía per se de que el emprendimiento será exitoso.

Aquí queremos hacer referencia a las tres principales razones que llevan a los emprendedores noveles a fracasar en su intento de instaurar una empresa.

1. Carecen de experiencia en el área.

Definitivamente hay que prepararse antes de emprender, no solamente con algunos conocimientos rudimentarios, sino profundos y competitivos que le otorguen al emprendedor las herramientas necesarias para hacer frente a sus competidores en igualdad de condiciones. 

Así que tal vez le tome un poco más de tiempo la constitución de su negocio, pero vale la pena posponer un poco el asunto mientras investiga con profundidad sobre el mercado en el que desea incursionar.

Buscar un mentor puede ser de suma utilidad, pues el buen consejo y la orientación nunca están de más.

2. Trabajar en soledad.

Muchos emprendedores acometen su idea de negocio en soledad. Van para aquí y para allá armando su proyecto sin buscar ayuda ni asesorías. El afán de querer tener el control de todo también suele ser la razón de esto.

Así que lo pertinente es dejar de lado esta actitud, pues los jóvenes emprendedores deben entender la importancia de rodearse de gente que comparta su misma pasión y complemente con sus habilidades las debilidades que usted presente.

El trabajo en equipo no en balde se ha constituido en los últimos tiempos en la mejor alternativa para desarrollar proyectos.

3. No darle al cliente su lugar preferencial.

Las ideas de negocios pueden ser geniales, se puede disponer de la mejor tecnología y de excelentes estrategias de mercadeo, pero si no cuenta con clientes su negocio está frito. Del mismo modo, no darles a estos el lugar preferencial y principalísimo que tienen en su empresa es un error garrafal.

El buen servicio y la atención esmerada son vitales, pues el cliente quiere sentirse bien tratado.

Es indispensable, por tanto, entender que el cliente requiere de alfombra roja dentro de su empresa. A él todos los cuidados, los cuales no terminan con la compra, pues hay que hacerle seguimiento a la operación para constatar la satisfacción del cliente.

Esta actitud garantizará la lealtad y fidelización de los clientes con su marca, algo que, créalo, vale oro.

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