Por Mauro Libi.- Cuando llamamos a las empresas a
digitalizarse, a embarcarse en el autobús de la modernidad, nos referimos a
algo más que adquirir tecnología, no es asunto únicamente de comprar unos
cuantos aparatos e incorporarlos a los procesos productivos de la organización.
No, la digitalización implica un cambio cultural, de conducta, de visión
estratégica y empresarial, de adoptar nuevas formas de gestión.
Es preciso también adaptar la imagen de la marca a los
conceptos que engloba la era digital.
También la digitalización debe abarcar a los empleados, al
recurso humano, al talento, pues es este en definitiva quien acometerá los
cambios. Sin la incorporación de los trabajadores, sin su participación de ellos,
la digitalización sólo terminará siendo un montón de equipos que nada suman a
las organizaciones.
Les corresponde a las organizaciones desarrollar estrategia
de marca de empleador digital o Digital Employer Branding que les permita
hacerse de una reputación tal que puedan captar a los mejores especialistas, a
lo mejor del talento.
El concepto de la nueva empresa contempla el establecimiento
de áreas de descanso; horario flexible; de teletrabajo; sistemas de retribución
variable para los trabajadores; seguro médico privado; beneficios relacionados
con el cuidado de la salud mental; sistemas para garantizar la equidad salarial
entre hombres y mujeres; proactividad; baja rotación.
La digitalización ha traído consigo que las organizaciones
apliquen nuevos modelos de gestión de los recursos humanos en los que la
apuesta apunta a la horizontalidad y la transversalidad. Espacios abiertos que
facilitan la interconexión, la comunicación, la colaboración.
La amigabilidad de los ambientes de trabajo con el medio ambiente
es otra de las apuestas en la era de la digitalización.
No es cuestión únicamente de levantar una imagen de la
empresa en las redes sociales, blogs o páginas web, sino también de que se
geste un verdadero cambio y este se materialice.
El cambio de las organizaciones debe ser profundo y amerita
implementar una nueva cultura empresarial y nuevas formas de trabajar, lo cual
conllevará una mayor identificación de los trabajadores con la marca y, por
ende, un menor índice de rotación.
La estrategia de marca de empleador digital o Digital
Employer Branding también está dirigida a atraer talento a las organizaciones y
para ello hay que buscarlo donde se encuentre: en las redes sociales, en las
páginas corporativas, en las agencias de empleo o en las empresas de la
competencia.
No se trata de actuar deshonestamente sino de construir una
reputación de la marca que haga irresistible el deseo de trabajar con su
empresa.
Es fundamental
desarrollar y cuidar una imagen impecable en internet, pues esta es la mejor
manera de atraer dicho talento, además de crear engagement con los empleados, de tal manera que se sientan
orgullosos de pertenecer a la empresa.
Como vemos, la digitalización es algo mucho más complejo que
la simple entrada al mundo web.
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