Un buen
ambiente de trabajo, así como cordiales relaciones con los empleados es tan
importante como las ganancias de las empresas. Para que el manager lleve
a cabo una gestión exitosa es fundamental que tenga las siguientes virtudes:
respeto, tolerancia, disposición y motivación.
En primer
lugar, el respeto es un elemento básico en las relaciones laborales exitosas.
La palabra del gerente debe cumplirse y tener valor a objeto de que se genere
un clima de confianza. También es necesario ser tolerante y tomar en cuenta que
los empleados no son máquinas y escuchar sus opiniones puede ayudar en el
funcionamiento de la empresa. Ser tolerante es saber comprender el grado
de desempeño de cada empleado y motivarlo a mejorar en la medida de sus
capacidades.
Dejar a un
lado la soberbia y la actitud de sentirse superior a los demás es otro punto
que contribuye a las mejores relaciones interpersonales. Un empleado que siente
que es tomado en cuenta y es escuchado tiende a esforzarse en la realización de
sus tareas, se motiva, está satisfecho y consolida su lealtad hacia la
empresa.
Los
resultados de un buen trato a los empleados están a la vista de todos, en un
ambiente de cordialidad y respeto, la empresa logra encaminarse hacia el éxito,
con beneficios para todos.
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