Por Mauro
Libi. A diario escuchamos y vemos todo tipo de referencias acerca de
la productividad y sobre la necesidad de ser productivos: Todos quieren, o
mejor, queremos ser productivos, lo cual, obviamente, está muy bien.
En
primer lugar, cuando hablamos del tema tenemos que junto a la ya mencionada
productividad, también vienen a la mente otras palabras relacionadas, como
producción y producto. Y aunque parezca una tontería —en apariencia— detenerse
a pensar en eso, es fundamental pues de la conciencia que tengamos ello derivará,
precisamente, el éxito que obtengamos en cualquier actividad que desarrollemos
y en la que aspiremos a ser, dicho sea de paso, “productivos”.
Como
producción entenderemos todo el proceso en el cual los llamados factores de
producción, es decir, los diferentes recursos que intervienen en la creación
del producto, se relacionan, actúan entre sí para elaborar, confeccionar o
fabricar los bienes y servicios que necesita una sociedad. En un lenguaje
sencillo, la producción es la sopa en la que cada ingrediente pone lo suyo para
darle sabor y sustancia a ese delicioso manjar que vamos a degustar.
Por
productividad debemos entender, entonces, la relación entre lo obtenido —el
producto— luego del proceso productivo o de producción, y los factores de producción
que utilizamos para ello. Es decir, la productividad es, en pocas palabras, la
relación entre lo que obtenemos y lo que invertimos en obtenerlo.
Otra
manera de definir la productividad, aparte de la medición que hacemos de lo
tangible (producto, factores y recursos), la hacemos al medir los resultados y
el tiempo utilizado en hacerlo.
Así
tenemos que cuando menores sean los recursos y el tiempo utilizado en obtener
un producto, mayor será, por tanto, nuestra productividad.
Como
puede verse, conocer y manejar estos aparentes “tontos” conceptos es
fundamental a la hora de establecer cualquier empresa que no propongamos
realizar.
A la
hora de establecer cualquier emprendimiento, el emprendedor deberá manejar al
dedillo estos conceptos para garantizarse el éxito de su proyecto. Y es que, en
realidad, la productividad, no es más que el indicador de eficiencia en el que
inversión y resultado se conjugan.
Para
finalizar, amigo emprendedor, recuerde que la ansiada productividad será
posible en la medida en que se cuente con personal productivo que requiere, a
su vez, condiciones laborales óptimas que lo motiven a desarrollar también un
óptimo trabajo.
Un
imbricado trabalenguas que le permitirá alcanzar eso con lo que soñó a la hora
de iniciar su emprendimiento: El éxito.
Sigueme @maurolibi12
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