El manager
o gerente de una empresa debe poseer ciertas virtudes para que su gestión sea
la adecuada para alcanzar el óptimo grado de desempeño en las relaciones
laborales con sus trabajadores, así como en las externas, proveedores,
comunidad y, por supuesto, con sus clientes.
Entre
dichas cualidades es de suma importancia la flexibilidad, ya que debe estar
abierto al cambio que se genera actualmente y revisar los elementos que hayan
perdido vigencia para la organización.
También,
el discernimiento es esencial para actuar con eficiencia en situaciones poco
claras, así como el espíritu de síntesis, pues no se debe considerar un
fenómeno de forma aislada.
Además,
debe estar dotado de una gran capacidad creativa, orientada a la acción. Pero,
lo más importante es que tenga sensibilidad, ya que una de las partes
fundamentales de la empresa es su componente humano y debe saber cómo entender
las necesidades y motivaciones de sus empleados.
Más que
ser un jefe, el gerente debe ser líder y tomar la iniciativa, con entusiasmo,
para el logro de objetivos y metas de la empresa, junto a sus trabajadores.
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