Por Mauro Libi Crestani. Lo sabemos, usted
tiene problemas. Todo el mundo los tiene. ¿Mal de muchos, consuelo de tontos?
No, no hablamos de eso, sino de la necesidad de afrontar los hechos, la
realidad circundante con todos sus inconvenientes y tropiezos de manera
positiva, es decir, con disposición a enfrentar las adversidades y superarlas.
Y es
que ser positivo es el único camino hacia el éxito, hacia la felicidad, la
salud, la tranquilidad.
Quien
le diga que es posible una vida sin problemas, le miente. Así de sencillo. No
acepte esas doctrinas basadas en irrealidades que sólo traen frustración al
final. Las adversidades son una realidad y lo que corresponde es hacerles
frente y superarlas.
Todo
esto nos lleva nuevamente a la resiliencia.
Pero,
bueno, ¿siempre lo mismo? ¿Cada vez que hablamos de cualquier tema siempre
caeremos en los mismos asuntos?
Pues,
sí.
La vida
es un engranaje y así funciona. Todos los caminos conducen a Roma, reza el
refrán.
Investigaciones
psiquiátricas han establecido que la resiliencia tiene seis pilares
fundamentales que la sostienen: conexiones afectivas, control interno,
funciones ejecutivas, autoestima, pensamiento positivo y acción.
Hablemos
de ellos.
En
primer lugar encontramos a las conexiones afectivas con el entorno, con las
demás personas, lo cual es un aspecto fundamental de la resiliencia. Buscar
apoyo, consuelo o simplemente un oído que nos escuche, es la respuesta natural
ante cualquier eventualidad. Los seres queridos, los afectos, son vitales a la
hora de enfrentar los problemas. Por tanto hay que cultivarlos, cuidarlos,
atenderlos. Recuerde que es un asunto biunívoco, en ambos sentidos, quien hoy
le presta su hombro, seguramente mañana requerirá del suyo.
Luego
tenemos que las personas cuentan con un sistema de control interno que les
permite instrumentar los mecanismos necesarios para hacer frente a los
inconvenientes. Quienes así actúan, quienes encuentran el coraje, el valor, son
quienes tienen mayor capacidad para echar para adelante ante las adversidades.
Analice sus fortalezas, sus habilidades, y vea como las puede usar para superar
el tropiezo y continuar en pos de sus objetivos.
Del
mismo modo es indispensable confiar en uno mismo, tener una opinión favorable y
positiva acerca de nuestras potencialidades. Esto nos ayudará a alcanzar el
éxito. La autoestima saludable propicia la confianza y la fuerza de voluntad.
Científicamente está probado que quienes se valoran a sí mismos de manera
positiva son más felices y superan con más facilidad los problemas.
No hay
que centrarse únicamente en lo malo. Hay que mirar el panorama completo para
poder visualizar los caminos que permiten salir de la adversidad. Pensar en
positivo contribuye a tomar mejores decisiones, ser más racionales. Piense cada
día en tres cosas buenas y bonitas que le hayan sucedido en esa jornada, por
más pequeñas que estas sean. Entrénese en el positivismo.
Ahora
bien, pensamiento positivo sin acción es igual a nada. Por lo tanto, recuerde
que no hay resiliencia si no se actúa. Hay que abandonar la zona de confort
para diseñar el plan de acción y estar dispuesto a abordarlo. Habrá tropiezos,
pero al final estará su objetivo. Persígalo, vaya tras él. (Mauro Libi)
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