Por Mauro Libi Crestani. Una organización
sin personas y equipos de trabajo que no estén dispuestas a colaborar entre sí,
a interactuar, está condenada al fracaso. Hemos dicho y lo reiteramos, que el
principal activo de toda empresa son sus trabajadores. Además, como también
hemos informado, la nueva tendencia es el trabajo en equipo y por tanto es
imprescindible que haya comunicación entre sus miembros.
Ya no
basta ser jefe, hay que ser líder, tener capacidad de influir positivamente en
los demás, motivar, inspirar y coordinar eficientemente a su gente para que
funciones engranados, como un todo, armoniosamente. Mauro Libi.
Para
ello es indispensable estar dotado de algunas habilidades, pues en nada es un
trabajo fácil ese de comandar un equipo de trabajo.
En esta
ocasión hablaremos de algunas de esas habilidades que es preciso cultivar para
liderar con éxito.
En
primer lugar es importante saber delegar, lo cual de ninguna manera significa
perder autoridad. Se trata de unir esfuerzos y de remar juntos en un mismo
sentido y para ello se requiere de la colaboración de los otros.
Quien
delega no pierde la capacidad de supervisión, sino que distribuye las cargas lo
cual, al mismo tiempo motiva pues los trabajadores sienten que se les tiene
confianza y se integran mejor a las labores, se implican.
Si el
líder se dedica a hacer todas las tareas pierde la perspectiva global del
trabajo. Cuando delega el líder pauta objetivos, metas y tareas que sus
colaboradores deben hacer cumplir y por las cuales rinden cuentas.
En
segundo lugar tenemos la capacidad de coordinación y colaboración, lo cual va
en la misma onda de lo anterior pero esta vez dirigido a todos los miembros de
los equipos de trabajo.
El
líder debe fomentar en todo momento la colaboración que es base fundamental del
trabajo en equipo. Sin esto es poco probable lograr los objetivos, hay
solapamiento de trabajo, derroche de recursos y tiempo.
Los
esfuerzos deben alinearse conjuntamente en la misma dirección para identificar
los problemas, innovar, actuar como un todo. Mauro Libi.
Luego
está la planificación estratégica que es la habilidad que le permite el líder
conocer el estado de la organización, de sus trabajadores y de los recursos con
los que cuenta para alcanzar los objetivos de la empresa.
La
habilidad comunicativa es vital, si no se posee es muy probable que venga el
caos. Esta habilidad permite el desarrollo de las demás, puesto que es la que
sirve para enlazar y engranar.
Y ojo,
comunicar es hablar y escuchar. El líder debe estar atento a lo que su equipo,
a lo que dicen, a lo que necesitan.
La
empatía —y seguimos ligados a lo anterior— es la capacidad para percibir lo que
sienten los otros, de ponerse en los zapatos de los demás. Esta es una
habilidad fundamental pues facilita la toma de las decisiones más acertadas.
En
quinto lugar tenemos la motivación y la Inspiración que impulsan el rendimiento
al hacer a los integrantes del equipo como coparticipes de la organización y
sus objetivos. Cuando el trabajador se siente motivado trabaja mejor pues está feliz,
pleno, siente sus que sus aspiraciones están siendo conseguidas. La motivación
atrae al mejor talento.
El buen
líder inspira al resto a seguir su ejemplo.
Como
sexta habilidad está el valor que permite tomar decisiones difíciles, asumir
las responsabilidades por los errores cometidos —por él y por su equipo—, y es
capaz llevar a cabo tareas más allá de las que le corresponde, todo en aras de
cumplir con los objetivo y solventar un problema o escollo. Esto diferencia al
líder del simple jefe.
El
líder valeroso es emprendedor, no se paraliza ante la adversidad.
El
compromiso del líder es la habilidad que lo lleva a dar termino a sus tareas a
como dé lugar y cumplir con los objetivos. El líder comprometido está en las
buenas y en las malas remando en la misma dirección que la empresa y sus
colaboradores. También el compromiso se dirige hacia la clientela para ofrecer
el mejor producto y/o servicio.
La
resolución de problemas permite no quedarse atascado con los inconvenientes y
tropiezos. Para el líder con esta habilidad los problemas son un reto que hay
que resolver.
Por
último tenemos la resiliencia la cual le brinda al líder la capacidad para
sobreponerse cuando hay fallas y fracasos. Asume la responsabilidad y sigue
adelante aprendiendo de lo sucedido. El líder es un humano y no un súper héroe
y por esto puede que en algún momento no pueda resolver un problema, pero esto
no lo detendrá, se confiesa responsable del fallo y no permite que su equipo se
vea perjudicado. Mauro Libi.
El
líder resiliente cae, se levanta, se sobrepone y sigue adelante.
Sigueme @maurolibi12
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