viernes, 2 de junio de 2017

Mauro Libi: ¿Cómo reconocer si somos intolerantes?





La intolerancia se define como la falta de habilidad o la voluntad de tolerar algo. En un sentido social o político, es la ausencia de tolerancia de los puntos de vista de otras personas.

Se caracteriza por la perseverancia en la propia opinión, a pesar de las razones que se puedan esgrimir contra ella. Supone, por tanto, cierta dureza y rigidez en el mantenimiento de las propias ideas o características, que se tienen como absolutas e inquebrantables.

Tiene por consecuencia la discriminación dirigida hacia grupos o personas (que puede llegar a la segregación o a la agresión el hecho de que éstos piensen, actúe o simplemente sean de manera diferente. Las múltiples manifestaciones de este fenómeno poseen en común la elevación como valor supremo de la propia identidad, ya sea étnica, sexual, ideológica o religiosa, desde la cual se justifica el ejercicio de la marginación hacia el otro diferente. El intolerante considera que ser diferentes equivale a no ser iguales en cuanto a derechos.

Podríamos distinguir también una doble vertiente en la intolerancia. Por un lado estarían los grandes casos de persecución a lo largo de la historia. Pero también es un fenómeno sutil que puede identificarse continuamente en cualquier entorno. La intolerancia, tendría una segunda vertiente más cercana, la cual se halla presente en la vida cotidiana.

Por ejemplo, la intransigencia para con los demás, para con los diferentes escoge distintos objetos. En cualquier caso, siempre supone una diferencia respecto a lo considerado normal o correcto por quienes juzgan.

Aquí dejamos algunas preguntas que nos ayudarán a reconocer si vamos por el camino a la tolerancia o no:

1) ¿Rechazamos algo simplemente porque es distinto? Entonces no vamos en el camino de la tolerancia.

2) ¿Al escuchar las ideas de otra persona las descalificamos rápidamente con adjetivos ridiculizadores? Entonces no vamos camino a la tolerancia.

3) ¿Nos molestamos con quienes piensan distinto a tener una tribuna para dar su opinión? Entonces no vamos camino a la tolerancia.

4) ¿Creemos que sólo nuestra verdad es importante y que todos deberían creer, pensar y/o sentir lo mismo que nosotros? Entonces no vamos camino a la tolerancia.
Llegar a ser verdaderamente tolerantes no es fácil, porque incluye el ser tolerante con el intolerante; debemos ser capaz de ver, y aceptar que su punto de vista es tan válido como el nuestro.

Incluso deberíamos ir más allá y no sólo aceptarlo, sino que además reconocer que es probable que esa persona que nos parece tan distinta y alejada de nosotros tenga una pieza del rompecabezas que me sirve a mí como persona y al todo de la sociedad. Por último, la invitación es a practicar la tolerancia, es una habilidad que lograremos construir con práctica todos los días y en todas las situaciones; particularmente como la que padecemos actualmente en Venezuela.



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